El MIAC-Castillo de San José integra en una fortificación militar, el Castillo de San José (1779), el Museo Internacional de Arte Contemporáneo y un restaurante exclusivo con un enorme ventanal al océano. Se encuentra en Arrecife, muy cerca del puerto pesquero Puerto Naos y el deportivo, Marina Arrecife; y el acceso al puerto comercial, Puerto de Los Mármoles.
La fortaleza militar que acoge las dependencias de este Centro de Arte Cultura y Turismo fue construida entre los años 1776 y 1779, por orden del rey Carlos III. Su función era proteger la entrada a Puerto Naos y se sumaba a la infraestructura defensiva de la isla: con el castillo de San Gabriel, también en Arrecife; el de Santa Bárbara, en Teguise; y la Torre del Águila, en Playa Blanca. Pero la construcción de este castillo sirvió asimismo para dar empleo y contribuir a sobrellevar las penurias de la época, cuando la isla era totalmente dependiente de las lluvias. Por este motivo se la conocía como la ‘Fortaleza del Hambre’.
A mediados de los setenta, en estado de abandono, César Manrique se propuso recuperarlo y destinar su noble planta a albergar obras de Arte contemporáneo. Tras recuperar el edificio reunió en el, desde entonces, Museo Internacional de Arte Contemporáneo obras de los años cincuenta a setenta, más alguna obra puntual externa a esos márgenes cronológicos. En el MIAC se muestran con carácter permanente obras de Miró, Alechinsky, Mompó, Tápies, Millares, Gordillo, Óscar Domínguez, Le Parc y del propio César Manrique. De entre las tres grandes corrientes de la abstracción, la geométrica, la formal y la figurativa, son las que tienen mayor presencia.
La intervención de Manrique respeta la estética original de la fortaleza, de planta semicircular y su imponente presencia, trabajando en la explanada delante de su entrada, así como en las zonas ajardinadas exteriores. Mantiene el portón y arco de entrada, con foso y puente levadizo. En su interior sólo se habilitaron dos escaleras entre las salas mayores y el bar-restaurante, a la que se suma otra exterior para acceder al mismo de forma independiente al MIAC. Elegante y muy vanguardista, destaca por su gran sala comedor curva y acristalada, para aprovechar al máximo las excelentes vistas y la luz natural. El resto se ve en la piedra volcánica que cubre las paredes, la madera y las plantas colgantes.
