El Parque Nacional de Timanfaya es, sin lugar a dudas, la joya de la corona de Lanzarote. Seis años seguidos de erupciones volcánicas transformaron la isla en el siglo XVIII generando un paisaje espectacular e inconmensurable. Son 5.000 hectáreas de coladas volcánicas, roca fundida, cráteres, tubos volcánicos, laderas de ceniza… Sentirás que estás en la Luna. O en Marte.
No en vano, de no ser por las nubes, porque desde algunos puntos puedes ver el mar o porque puedes respirar, podrías parecer perfectamente que estás en el planeta rojo. De hecho, la Agencia Espacial Europea está investigando así como experimentando con instrumental científico en el entorno del parque por su extraordinaria similitud geológica con Marte.
Una belleza agreste y dantesca por la dimensión del fenómeno natural que lo produjo. Miedo y ruina en su momento, trescientos años después es el segundo parque nacional más visitado de España, tras el Teide (Tenerife) y el único del mundo por sus características, por extensión, por cantidad de cráteres, diversidad de paisaje volcánico e interés geológico y biológico. Además, está en una Reserva de la Biosfera de la Unesco, ya que Lanzarote obtuvo dicha calificación el 7 de octubre de 1993.
A Timanfaya se puede llegar desde Yaiza o desde Tinajo. En el primero de los casos, se sube una larga carretera recta que atraviesa un inmenso océano de lava antes de llegar al Echadero de los Camellos. Después de una breve pero exótica ruta a lomos de estos animales y, siguiendo la carretera entre bonitos cráteres como el del corazoncillo, fumarolas y profundos barrancos, se llega a la entrada al Parque, señalizada a ambos lados por el Demonio de Timanfaya. Si se llega desde Tinajo, también se cruza un extenso mar de lavas, se pasa delante del volcán Pico Partido y de formas estremecedoras, fruto de la elevación de placas. A medio camino, a la derecha, se encuentra el Centro de Interpretación de Timanfaya. Un lugar muy interesante de visitar, mejor antes que después de ir al Parque. Una vez pagada la entrada, se accede tras unos kilómetros de ruta en un paisaje sobrecogedor, al aparcamiento del Centro de Arte Cultura y Turismo Montañas del Fuego.