Caletón Blanco es un paréntesis en la carretera del Norte. Entre el mar de lava, arena blanca como el azúcar salpicada de rocas negras, pardas y rojizas y plantas de playa salvaje. Un milagro de la naturaleza entre Jameos del Agua y Órzola, el pueblo más al Norte de Lanzarote.
Una carretera muy bonita cruza el mar de lava del Volcán de la Corona, un malpaís antiguo, muy poblado por tabaibas, verodes y otras especies botánicas autóctonas. De repente, arena blanca. Dunas, rocas, plantas… Es la primera de las playas de este conjunto llamado Caletón Blanco. Al otro lado de la carretera hay un pequeño aparcamiento. Esta y la siguiente, a unos seiscientos metros (el segundo aparcamiento), son playas salvajes, sin servicios. Pero estas dos primeras además son algo peligrosas para el baño. Aunque en días de mar tranquila son una maravilla.
A 1,4 kilómetros siguiendo la carretera Lz-1, junto a una gran roca, está el acceso a la tercera. Una pequeña pista de tierra desemboca en un aparcamiento más amplio y delante, una sucesión de piscinas naturales, con arena blanca y agua cristalina. Son charcas calmas, de poca profundidad, ideales para los niños. Si no fuera porque es agua directa del océano Atlántico y está fresquita, parecería una postal del Caribe. Por lo demás, las tres cuentan con zocos de piedras en las que poder estar más resguardados del viento y tener algo de intimidad. En las tres es factible y está permitido el nudismo aunque es más habitual en las dos primeras. Y en las tres hay plantas propias del hábitat costero, rocas de lava y están limitadas por coladas volcánicas.
Al otro lado del pueblo, al pie del Risco de Famara, una playa completamente diferente a la naturaleza de Caletón Blanco, pero también salvaje y espectacular. Y más peligrosa por el oleaje y las corrientes: La Cantería. Es muy frecuentada por los amantes del surf, aunque por los más expertos porque es muy exigente.