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Cueva de los Verdes

La Cueva de los Verdes está enmarcada en el espacio natural Monumento Natural de La Corona, en el municipio de Haría, al Norte de Lanzarote. La forma más directa, rápida y cómoda de llegar es tomando la carretera Lz1 de Punta Mujeres a Órzola y, en el cruce de Jameos del Agua, tomar la Lz 204 (bien indicada), está a poco más de medio kilómetro. La visita es un viaje al centro de la Tierra y un ejemplo de la belleza que puede generar una erupción bajo la superficie. Túneles, paredes de lava fundida como queso, cavidades, lagos… Y al fondo un pequeño auditorio para conciertos.

Estos túneles volcánicos subterráneos se forman al enfriarse y solidificarse la superficie de la colada de lava. Mientras, en el interior el río de lava sigue avanzando incandescente, a miles de grados centígrados, hacia el mar. Al finalizar la erupción, el techo se ha consolidado y queda la red de galerías que la lava excavó en las entrañas de la tierra. En la Cueva de los Verdes, en particular, la altura en algunos tramos alcanza los cincuenta metros y una anchura de quince.

A poco de entrar y una vez que la vista se hace a las condiciones lumínicas de una gruta, la temperatura baja por debajo de veinte grados y queda estable todo el tiempo. La visita avanza por galerías y cavidades mostrando el rastro del río de lava en las paredes, con restos de roca fundida como si fuera queso o chocolate. El lugar impresiona hasta el punto de que uno pierde la noción del tiempo y se olvida del exterior.

La gruta está acondicionada para su visita. El artista Jesús Soto, originario de Fuerteventura, afincado en Lanzarote y fiel colaborador de César Manrique es el artífice de la iluminación de la cueva. Un trabajo sutil y primoroso que juega con las luces, sombras, relieves y texturas de la roca, acentuando sensaciones y haciendo el lugar más impresionante si cabe. Algunos de estos tramos o enclaves tienen nombres tan sugerentes como Sala de los Estetas, Lumbrera de Hartung, Horno del Diablo, la Cripta, los Castilletes, la Cabeza del Monstruo, el Pie del Guanche, las Simas de Doncellas y la Puerta Mora.

Los antiguos pobladores de Lanzarote, los mahos, utilizaron la cueva durante siglos para esconderse y protegerse de los ataques de piratas y traficantes de esclavos. Los primeros testimonios del lugar en este sentido datan de 1590, de manos del ingeniero cremonés de importantísima incidencia en Lanzarote, Leonardo Torriani.

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