La revista bilingüe de Lanzarote

Haría, descúbrela despacito

El sabor de lo auténtico, la calma inmutable de la vida de pueblo, piscinas en el mar y playas salvajes en su costa, palmeras, cielos estrellados, senderos entre la lava… ¿Cuándo empiezas?

Al fondo de un valle en el extremo Norte de Lanzarote, se derrama Haría entre casitas blancas y palmeras, formando la silueta nocturna de una bruja cabalgando en su escoba. Protegida por el volcán de la Corona y el Risco de Famara, despliega generosa la belleza de su diversidad. Pueblitos de pescadores, paisajes volcánicos brutales que invitan a caminar, los cielos más impresionantes de la isla, el refugio, la casa-museo de El Palmeral, de César Manrique; y la belleza de tres de sus Centros de Arte Cultura y Turismo son sólo apuntes de trazo grueso.

Impresionantes, únicos e ineludibles… ¿Cómo vas a irte de Lanzarote sin conocer Jameos del Agua? ¿Sin entrar en la burbuja volcánica de la Cueva de Los Verdes o sin admirar los islotes del Norte desde el Mirador del Río, que es pura esencia César Manrique? No. No puedes.

Haría Lanzarote
Haría es tranquilidad y belleza. Es autenticidad. Sus calles, sus casas y canales para el agua de lluvia, sus palmeras y pozos. Blanco de cal, piedra y madera pintada en verde. Y esa plaza con grandes árboles que cada mañana de sábado se llena con la vida y el bullicio de su Mercadillo Artesanal.

Máguez es como una prolongación de su casco urbano y desde allí parte una ruta que lleva a lo alto del Risco. Un paseo junto a cráteres, verde vibrante en invierno y en primavera lleno de flores. A continuación, Guinate y luego Ye. En ambas localidades se cambiaron las luminarias para permitir un mayor disfrute de su espectacular cielo nocturno. Desde el Mirador del Río, una carretera sinuosa bordea el abismo ofreciendo varios balcones naturales. Tabayesco y Mala parecen sacados de una novela costumbrista.

Haría Lanzarote
El litoral de Haría es, por lo general, agreste. Pero tiene varias ‘ventanitas’. Piscinas naturales en la urbanización nudista de Charco del Palo. En Arrieta, La Garita. Playa familiar, con buena ola y excelente pescado en sus restaurantes. A un paseo, las piscinas ‘talladas’ en el mar de Punta Mujeres. Más adelante, las sucesivas playitas de Caletón Blanco. Salvajes, de aguas cristalinas, arena blanca, lava y plantas. Y La Cantería, que es la playa de Órzola. Allí, en la población más al Norte, también se come muy buen pescado y se toma el barco para ir a La Graciosa.

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