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Bellas piscinas de lava

Ubicados en la costa Suroeste de Lanzarote, Los Charcones son un tesoro natural de paz protegido por la roca escarpada y la furia del mar

Las piscinas naturales de Los Charcones conforman uno de los rincones más secretos de la isla. Y lo son por su difícil acceso y por su peligrosidad, ya que una ola puede llegar en cualquier momento y resultar dramática. Además, hay que vigilar las mareas. Por todo esto, no es adecuado para ir con niños ni con personas muy mayores.

Se encuentran en la localidad turística de Playa Blanca. A unos dos kilómetros al Norte del Faro de Pechiguera, tras varias urbanizaciones y bordeando la costa en esa misma dirección hacia Janubio. A 4,6 kilómetros de camino se encuentra la silueta tétrica del hotel Atlante del Sol, abandonado sin acabar su construcción a mediados de los setenta.

Estas bellas piscinas naturales son charcos mareales que se forman al quedar en los recovecos de la roca agua de la anterior pleamar. De esta forma se va renovando el agua. Debido a la ausencia de corrientes y por la protección del viento que ofrece el acantilado, su superficie es un plato frente al oleaje del océano, a pocos metros.

Bellas piscinas de lava

Los encontrarás de todos los tamaños, formas y profundidades. Y también de tonalidades turquesas y de diversos azules, que se crean por las profundidades y la luz que llega a cada una de las piscinas. También verdosos, ocres… Una paleta cromática generada por el mar, el cielo y la lava, solidificada en tonos que van del negro a un suave rojizo.

Por supuesto, hay que llevar calzado adecuado (zapatillas deportivas) para caminar y para bajar a las piscinas naturales, cuyo acceso en muchos casos es difícil y en algunos, tremendamente comprometido. Además, algunas rocas son un poco resbaladizas.

Belleza, ubicación y precauciones al margen, los charcones están catalogados en el Boletín GEA del IGME (Instituto Geológico y Minero de España) como Lugar de Interés Geológico (LIG) de Canarias. Se formaron, junto con muchas pozas y arcos naturales, por los embates del mar en la plataforma de colada basáltica.

Además de ocasionales piscinas exóticas, cada uno de estos charcos intermareales es un pequeño ecosistema en sí mismo. En sus más o menos profundos fondos rocosos conviven algas, crustáceos y peces, así como erizos, conejos y estrellas de mar, holoturias y distintas especies de moluscos.

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