Construidas entre 1895 y 1945, las Salinas de Janubio han dado trabajo y pan a mucha gente. Hoy son las únicas aún operativas en Lanzarote y las más grandes de Canarias
“Allí trabajaron mi abuelo, mi padre y después yo que, en los años ochenta, ya llevaba botas de agua. Trabajábamos de sol a sol, hombres y mujeres, en el tajo. Con pantalón o falda, camisa, nosotras también con delantal; y protegidos del sol con pañuelo en la cabeza y sombrera. Era un trabajo duro, pero más llevadero que el de las camareras de piso, que también lo he hecho”, explica Victoria Rodríguez.
Modesto Perdomo, ya jubilado, fue encargado durante muchos años: “La forma de trabajar apenas ha cambiado. Es totalmente artesanal. Si acaso, las herramientas, que ahora son de metal y antes de madera, y que al principio se acarreaba la sal en cestas de pírgano. Yo tenía una cuadrilla de unas treinta personas; pero en total en la salina habría unas setenta”.
Se construyeron sobre el antiguo puerto de Janubio, destruido por las coladas de Timanfaya. Vicente Lleó Benlliure vio en el lago salado que quedó el enclave ideal y en 1895 empezó a construirlas. En 1945 se concluyó y ya van por la cuarta generación. Las Salinas de Janubio son las más grandes y productivas de Canarias, las únicas en funcionamiento ininterrumpidamente y la única activa de Lanzarote. Ocupan 450.000 m2 y llegaron a producir más de diez mil toneladas (ahora ronda el 20%).
Hoy, a cargo de Carlos Padrón Lleó y su hijo, Carlos Padrón Marrero, se mantienen métodos artesanales pero el enfoque ha cambiado la necesidad (conservación) por la calidad. Por ejemplo, con flor de sal gourmet y sales saborizadas. También se cuida mucho la presentación y la diversificación, con una cerveza Golden Ale artesanal (Nao) y frutos secos.
Además de su belleza paisajística, las Salinas de Janubio son Paraje Natural de Interés Nacional (UE), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), con hasta setenta especies catalogadas de aves migratorias; y -la Laguna de Janubio- es el Lugar de Interés Geológico (LIG) número 38 del Geoparque Lanzarote.
Y, vinculado a ellas, uno de los personajes más fascinantes que ha dado Lanzarote. Víctor Fernández Gopar, ‘El salinero’, aportó y exportó la ingeniosa idea de mezclar la arcilla con la salmuera, que aumenta la impermeabilidad. Era hombre tenaz y de sabiduría pegada a tierra, que aprendió a leer y escribir por propio empeño. Poeta de la lógica aplastante y la crítica mordaz.