La revista bilingüe de Lanzarote

Kin Jo, reconexión y armonía

El propósito de esta disciplina es liberar todas las tensiones, activar la energía vital, actuar con total decisión y encontrar tu propia esencia para vivir en armonía

El Kin-Jo es una disciplina de gimnasia energética que entiende la meditación desde el movimiento. Aúna la esencia y sabiduría del yoga y la combina con técnicas dinámicas como el taichi, el chikung y las artes marciales, adaptando su trabajo al ritmo de vida actual.
Adecuado igualmente para hombres y mujeres, da igual su edad o forma física, se practica realizando unas series sencillas de movimientos suaves y armoniosos, llamados katas. Estos katas se encadenan en secuencias que despiertan nuestros sentidos, emociones y sensaciones. Nos regeneran, liberan tensiones acumuladas, activan toda nuestra estructura energética y nos armonizan.
El Kin-Jo nos enseña, igualmente, a dar potencia y profundidad a nuestra respiración, afinando y expandiendo la percepción y desarrollando la capacidad de enfocar y sostener nuestra atención.
Se trabajan las fuerzas mental, emocional y sensorial haciéndolas converger en el punto central, de cruce, de unas ruedas imaginarias. El estudio de las ruedas del Kin-Jo es progresivo y permite a sus practicantes acceder a niveles cada vez más potentes y sutiles, así como afrontar cualquier eventualidad de la vida cotidiana sabiendo salvaguardar su equilibrio. Esta progresión no tiene límite. Es un arte completo e inagotable.
Este trabajo energético e introspectivo trae lentamente a la superficie sensaciones y emociones olvidadas, que quedan dentro del cuerpo como ‘recuerdos inconscientes’. Así, carentes de agresividad, romperán las resistencias permitiendo una liberación real, auténtica. El bienestar se instalará en estos recovecos ahora vacíos de tu psique. Estos movimientos son sencillos, armoniosos, fáciles de memorizar y de integrar.
El Kin-Jo tiene cuatro niveles de práctica, concebidos como ruedas: la del Físico, la del Etérico, la del Astral y la del Causal. El primero y más básico, te ubica en ti mismo/a, libera todas las tensiones, equilibra el cuerpo físico, te armoniza con el entorno y con los demás. En el segundo se introduce la meditación y te depura para que la salud y el bienestar se instalen en ti de forma duradera.
El tercero aporta equilibrio psíquico, claridad mental, una mejor comprensión de la vida y de los demás y el reconocimiento de nuestras programaciones inconscientes y emociones profundas. El cuarto impulsa a las otras tres ruedas y las pone en armonía con el ritmo del universo. Asimismo, muestra al alumno sus flaquezas, sus grandezas y su belleza interior.

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