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Los nuevos Botox

Las técnicas y los materiales evolucionan y las infiltraciones actuales, Letybo, Alluzience o Daxxify, poco o nada tienen que ver con las que se aplicaban cuando esta práctica nació

Después de veinte años desde que el bótox fue aprobado en España, durante los cuales los laboratorios Merz Pharma, Allergan y Galderma coparon este mercado con efectos y duración similares, tres nuevos productos basados en la toxina botulínica toman el relevo en este segmento de la industria médico-estética: Letybo (Letybotulintoxin A), de Croma-Pharma; Alluzience (de laboratorios IPSEN Pharma-Galderma; y Daxxify (Daxinotulintocin A), de la biotecnológica Revance Therapeutics.
Letybo contiene el principio activo toxina botulínica tipo A y está indicado en pacientes de hasta 75 años, frente al límite de 65 del resto, y procede de una nueva cepa por lo que no existen resistencias ni anticuerpos. Su uso está aprobado en España y garantiza resultados medios de entre cuatro y seis meses aunque, de momento, solo se permite su aplicación en tratamientos glaseares (entrecejo). Está contraindicado en menores de 18 años, así como durante el embarazo o la lactancia.
Alluzience, también autorizado en España, se diferencia de las formas habituales de toxina botulínica. Se suministra ya en forma líquida, lista para su uso. No contiene lactosa ni proteínas animales, lo que lo hace apto para personas alérgicas o intolerantes al huevo o la lactosa, así como veganas. Sus efectos se notan más rápido, entre 24 y 48 horas tras su suministro y los efectos duran hasta seis meses, lo que la convierte en una alternativa atractiva para aquellos que desean resultados duraderos.
Además, su fórmula única permite una suave relajación de los músculos faciales, evitando la apariencia de rigidez o congelamiento asociada a otros tratamientos basados en la toxina botulínica. Y, por su versatilidad, permite abordar diversas áreas del rostro.
Daxxify fue aprobado en 2022 por la FDA (Agencia estadounidense del Medicamento) pero no está autorizado aún en Europa. Consigue una duración mayor, de hasta ocho meses, -según la firma comercializadora- frente a los cuatro a seis de la anterior. El uso de un péptido estabilizador sintético excluye de su formulación la proteína albúmina humana ni ningún otro producto animal. El único inconveniente, a priori, sobre los otros productos es que se trata de una toxina que ya viene trabajada y formulada y su inoculación resulta algo dolorosa.

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