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Prevenir contracturas

La contractura es el tipo más común de lesión muscular y no siempre se debe a un sobreesfuerzo. Se define como una contracción mantenida e involuntaria del músculo, con una consiguiente disminución del aporte sanguíneo, acumulación de sustancias de deshecho tóxicas, inflamación y dolor.

Muchas veces tienen que ver con malas posturas continuadas, estrés y preocupaciones. Curarlas no es demasiado difícil pero sí doloroso. Por tanto, es mejor prevenir. Practica hábitos saludables en la alimentación, en la postura, mejora la flexibilidad, duerme bien las horas necesarias, bebe suficiente agua y de forma regular y mantente relajada/o.

Y al practicar ejercicio físico, conviene realizar un adecuado calentamiento previo y un descalentamiento posterior, dando estiramiento y reposo a los músculos  para devolverlos a la situación previa. Y en la actividad física, aumenta de forma progresiva, de menos a más,  la intensidad de cargas; estira durante dos o tres minutos cada dos horas y evita el sobreesfuerzo. Tanto en llevar el músculo al límite como hacerlo trabajar por tiempo excesivo.

Las contracturas también pueden tener componentes emocionales. En las cervicales, se relacionan con mucha responsabilidad; en las dorsales, con miedo; y en las lumbares, con frustraciones. Practicar métodos de relajación es otra buena manera de minimizar el riesgo de sufrir contracturas, especialmente efectivos para la espalda.

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