Hogueras, música, pólvora, flores, ritual, en ocasiones también brujas, invocación… La noche de San Juan, del 23 al 24 de junio, es una de las fiestas más grandes y esperadas del año y marca el inicio de la temporada estival. De hecho, está sustentada en las celebraciones paganas por el solsticio de verano, dos días antes.
San Juan se celebra en muchas partes del mundo. En España tienen gran arraigo en la costa levantina. Por ejemplo, la ‘cremá de Alicante’. Pero también en la costa atlántica, con ‘a noite da queima’ de A Coruña o Sao Joao, en Oporto (Portugal).
En Escandinavia, influenciadas por ritos vikingos, Sakt Hans, en Dinamarca y Jonsok, en Noruega. En Finlandia, Juhannus; en Letonia, Līgo y Jāņi; e Ivan Kupala en Rusia, Polonia, Bielorrusia y Ucrania (el 7 de julio).
Una peculiaridad vinculada aunque no exclusiva de esta noche mágica es la queimada gallega. Una bebida alcohólica con aires de brebaje mágico druida cuya preparación es un ritual que tiene hasta su propio ‘conxuro’.
Se prepara en un pote de barro, tiene una base de orujo (aguardiente), con azúcar, granos de café, y trozos de corteza de limón y naranja. Se prende y se va moviendo y aireando, mezclando los ingredientes mientras se quema el alcohol. El fuego cae con cada cucharón y resulta muy espectacular.