Árbol, Belén, adornos, luces, celebración… Cada año surgen tendencias para renovar las fiestas más entrañables del año y las de 2023 son cromáticas
Si en años anteriores se hablaba de estilos, para este 2023 el color es el protagonista. El resto, queda abierto a tu imaginación y buen gusto, pero vamos a darte pistas. Hay colores tradicionales como el rojo, el verde y los metálicos plata, oro y en menor medida, bronce y cobre. Para este año se plantea un ‘color block’ único o predominante y, si acaso, algunos detalles en un color secundario habitualmente neutro.
Si te decantas por una decoración de inspiración nórdica, la combinación azul-metal (plateado) es la ideal para ti. En un árbol verde, mejor aún si es blanco, utiliza bolas, adornos, cintas, guirnaldas o espumillón y hasta iluminación en azul. Juega con diferentes tonalidades y también alterna dorado y plateado. Eso sí, ten cuidado porque, aunque elegante y sobria, una decoración tan gélida puede resultar poco acogedora.
Algo clásico como complemento, es más rompedor como opción maximalista. Todo al oro. Esta tendencia, cálida y acogedora, es más adecuada para una decoración rústica, con elementos naturales como las piñas (de pino) pintadas, así como cintas y lazos de telas naturales, cascabeles y demás adornos en dorado. Si temes que pueda saturar, introduce detalles en otros tonos metálicos, plata, cobre o bronce; o neutro. El oro marida muy bien con la madera.
Precisamente la madera también es la aliada perfecta del blanco, el otro color gran tendencia para esta Navidad. En cualquiera de sus tonalidades y acabados, aporta la neutralidad cromática imprescindible y el punto artesanal y cálido de lo hecho a mano que viene triunfando en los últimos años e, igualmente, lo hace este 2023.
Si bien el blanco no resulta novedoso para adornos y hasta para el árbol, este año la apuesta es ‘Total White’. Blanco en ‘color block’, en el que puedes jugar con variaciones como roto, seda, hueso, tiza, crema, etcétera, y combinarlo con adornos metálicos, preferentemente plateados.
Más rompedor, morado o violeta. Un tono muy versátil que, además, da mucho juego cromático, destacando sobremanera en contextos blancos pero también sobre verde y no desentona con los brillos metálicos ni en una gélida decoración nórdica en la que predominan los azules.
El violeta aporta, además, un toque de elegancia cuando se muestra en complementos y detalles como unas velas, unas cestas u otros adornos. Y puedes realzarlo con toques de rosa palo o dorado.
