“Lanzarote está entre mis lugares favoritos del mundo”
Éric Rebière, surfista profesional franco brasileño, ganó su primer título europeo en Famara y ahora se concentra sólo en las olas gigantes de Nazaré
Es un enamorado de Lanzarote. “Tuve casa en Muñique -afirma Éric Rebière- y ahora estoy buscando otra cosa para comprar. Tengo tres hijos y me gustaría que viviesen la isla como la he sentido y disfrutado yo. Tranquila, relajada, en contacto con la naturaleza. Es uno de mis lugares favoritos en el mundo”.
“De hecho, -prosigue- mi primer título europeo lo gané en Playa San Juan, en Famara, cuando se celebraban campeonatos internacionales y pasé muchos años surfeando en El Quemao. Le tengo cariño. Ahora que estoy más fuera del agua voy de vez en cuando a Lanzarote a disfrutar del aire libre, la barbacoa… con otros amigos surferos veteranos que también tienen hijos (ríe)”.
Rebière conoce bien las olas de Lanzarote. “Tenemos dos lugares con olas significativas. Por un lado, Famara, con dos olas diferentes. Una frente a Las Bajas, que puede ser grande, de hasta diez metros; y peligrosa pero bastante noble, muy perfecta. De calidad internacional. La otra, tanto junto al pueblo como en San Juan, es una ola de piedra, más pequeña, de dos metros o dos y medio pero muy noble y estable. Es una ola que permite maniobras de surf de elite”.
“Entrené muchos años en El Quemao, le tengo cariño”
“Por otro lado, la ola de El Quemao es muchísimo más exigente, peligrosa, y no tan buena cuando pasa de tres metros. Te succiona al principio y desde ese momento se convierte en una ola sólo apta para especialistas. Tiene, además, el peligro de una escollera de lava demasiado cerca. No es para novatos. Es una ola que te puede matar”.
Asegura Rebière que “con la difícil compatibilidad hijos-surf de élite, ahora sólo compito en grandes olas, en Nazaré (Portugal), y sólo entrenar ya me lleva demasiado tiempo”. “La ola de Nazaré –apunta- es el doctorado para un surfista. Es un subidón de adrenalina bastante grande. Hay que tenerle mucho respeto y un poco de miedo, porque el miedo te mantiene tenso y alerta para evitar errores fatales. Las olas gigantes, más que surf son snowboard en una montaña de agua”.
Sobre la proyección de surfistas lanzaroteños, apunta Rebière que “de un momento a otro va a haber muchos canarios en Nazaré. Y por otra parte, hay algunos chicos muy jóvenes aún con potencial para estar en un par de años en la élite mundial. Tienen talento y proyección. Lástima que ya no tengan el Mundial”.