¿Te imaginas tener tu propio minigolf en casa? En tu jardín, en un patio interior o hasta en tu despacho. Basta con un tramo de césped artificial, un agujero donde meter la pelota y tu imaginación para incluir curvas y pendientes en la ‘calle’ para hacer la partida lo más motivadora posible.
Si el espacio disponible no te permite incluir más hoyos, lo interesante sería poder modificar el que tienes. Cambiar inclinación, orientación, longitud… Hasta incluir algún búnker. Pues contando con que la base será césped artificial, el resto es puro paisajismo de jardines.
Hoy día, la mayoría de campos de golf y ‘putting green’ que se construyen utilizan diferentes variedades de césped artificial. O sea, que el mercado ofrece superficies de altísima calidad y diferentes texturas en función de la parte del campo que quieras recrear. Y cuando lo domines, puedes modificarlo.
El tipo utilizado para ‘green’ y ‘putting green’ suele tener 16 milímetros de altura y tienen tratamiento anti rayos UVA. Su densidad es muy alta, sobre las 84.000 puntadas/m2 y 5.500 Dtex. El Dtex del césped artificial es el peso en gramos de 10.000 metros de hilo y determina su densidad. El del ‘Tee’ de salida tiene unas características similares, pero mayor altura: 35/40 mm; y su densidad se sitúa en 57.960 puntadas/m2 con 7.700 Dtex.