La revista bilingüe de Lanzarote

Llega con la lluvia

Con el frío, la humedad o la llegada de un cambio de tiempo, muchas personas padecen dolores óseos o de articulares. Incluso pueden llegar a predecirlos. Aunque hasta ahora distintas investigaciones en este sentido han arrojado resultados contradictorios, cada vez existen más evidencias científicas de que el frío, la humedad o los cambios de presión atmosférica sí pueden afectar a personas con artrosis, artritis reumatoide y también a quienes han sufrido fracturas óseas o tienen cicatrices quirúrgicas.

El cuerpo tiene diferentes tejidos con distintas densidades: tendones, músculos, huesos, áreas de cicatrización, zonas de fractura que están consolidando o antiguas mal soldadas. Los cambios de presión atmosférica influyen de manera diferente en cada uno de ellos, contrayéndolos en caso del frío y la humedad (bajas presiones). Este cambio sensibiliza los receptores nerviosos, que transmitirán impulsos de dolor hacia el cerebro. Lo que no implica que exista o se produzca por ello un deterioro en nuestros huesos o articulaciones sólo por un cambio de tiempo.

Para paliar un poco estos efectos negativos, los profesionales aconsejan realizar estiramientos suaves y aplicar calor seco local en la zona afectada. En caso de dolor intenso, y siempre bajo supervisión médica, tomar medicamentos analgésicos o antiinflamatorios.

Debes leer