El whisky está considerado una de las bebidas más elegantes del mundo. Producido en distintos países y de distintos tipos, goza de reconocido prestigio el escocés al ser los más exigentes en sus estándares de elaboración. Y entre estos, los de malta (cebada malteada) o ‘single malt’, marcan la excelencia.
Destaca su pureza, ya que son creación de una sola destilería, y en ellos se usa solo cebada, levadura y agua. Tienen un envejecimiento mínimo de tres años en barriles de roble. Más años, más calidad.
Las Highlands (Tierras Altas) son la cuna de los mejores whiskies escoceses. Más complejos, más florales, ofrecen un amplio abanico de matices y destacan por su carácter y firmeza, con final seco y toque de turba. Sin embargo, la patria de los mejores Single Malt es Speyside. Son los más elegantes y tienen un toque dulce. Es significativo, el uso de barricas viejas de Jerez para su añejamiento. Muy peculiares, los de Islay son fuertes, complejos, muy ahumados, de regusto seco y aromas yodado y salino.
El agua pura de las quebradas de las Tierras Altas escocesas, cargadas de minerales, de sabor turbado o de notas saladas, es uno de los secretos de la calidad de su whisky. Forma parte de muchos procesos de su producción y estos aromas naturales se potencian durante el añejamiento.