Son el aperitivo perfecto para el calor y para disfrutarlos en reuniones con amigos. Fresco, bajo en calorías, fácil, vistoso y riquísimo. Una crudité es un surtido de verduras y hortalizas servidas en crudo y acompañadas de distintas salsas.
Las verduras: zanahorias, pimientos, pepino, apio, calabacines…, se presentan cortadas en forma de bastones finos y alargados. Pero también se prestan verduras que requieren otro corte, como las flores de coliflor o de brócoli, tomatitos cherry, rabanitos, hojas de endibia, etcétera. El punto diferencial lo aportan las salsas, que también pueden ser frescas, ligeras y saludables.
El yogur natural, sin azúcar ni edulcorante, es un gran aliado. Base para una Tzatziki (de pepino); o bien puedes ponerle cebollino muy picadito y añadirle un chorrito de limón y una pizca de sal y pimienta. O, simplemente, mezclarlo con un poco de mostaza de Dijon. Y puedes sustituir el yogur por crema agria.
Van fenomenal las cremas de queso, intensas o suaves, al gusto. Por ejemplo, roquefort (40 g) y feta (100 g) nueces picaditas y un toque de pimienta negra. Más suave, queso fresco con mayonesa ligera; o directamente, quesos para untar. Y las cremas hechas a base de verduras como el guacamole en todas sus variantes; o con base de legumbres y también muy versátil como el hummus (garbanzo).