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Blinis

Pequeñitos, redondos, ligeros y esponjosos, los blinis son unas tortitas originarias del norte de Europa que resultan ideales para hacer canapés

Los blinis, blin en singular, son unas tortitas pequeñas originarias de la cocina rusa y de otros pueblos eslavos. Se sirven con caviar, pescados ahumados y habitualmente se acompañan con mantequilla o una salsa agria a base de crema de leche, y con un vaso de vodka bien frío. Se hacen con una masa líquida parecida a la de los crepês pero la de los blinis lleva levadura, lo que los hace esponjosos y muy finitos, ideales como base para hacer canapés.

Su origen se vincula con una fiesta rusa pagana muy antigua llamada Maslenitsa, en la que se comían blinis para celebrar el final del invierno. Por su forma circular y su color amarillento simbolizaban el sol.

Hay una receta tradicional que lleva: 120 g. de harina de trigo; 20 cl de leche; 5 g. de levadura seca (2 cucharaditas) o 10 g. de levadura fresca; 1,2 cl de aceite vegetal; un huevo, una cucharadita de azúcar y media cucharadita de sal. A partir de ésta hay diferentes evoluciones que incorporan, por ejemplo, yogur natural, o mantequilla.

Son, en cualquier caso, muy fáciles de preparar. Basta con poner todos los ingredientes en un vaso de batidora (mejor de mano) y mezclar bien, sin dejar grumos. Tápalo con papel film y déjalo reposar unos 20 a 30 minutos en el frigorífico. Una vez fermentada, pincela una sartén antiadherente con aceite de oliva y con una cuchara sopera, para que salgan todos iguales, ve haciendo los blinis. Cuando estén listos por un lado, dales la vuelta.

También se ha ampliado muchísimo el abanico de complementos, tanto en salado, con alimentos, salsas y patés que van desde el queso en sus múltiples versiones a atún o sardina en conserva, pimiento morrón, tomates frescos o secos, pollo, jamón, rúcula, albahaca, champiñones, pesto, mostaza… Como en dulce, con casi cualquier tipo de fruta, miel u otros siropes, mermeladas, cebolla caramelizada, chocolate, etcétera. En definitiva, soportan cuantas ocurrencias pudiera tener un chef creativo, cambiando también el tamaño y la forma si el plato lo requiere.

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