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Abuso escolar en Lanzarote

El abuso es una forma de violencia continuada cuya erradicación tiene en la detección precoz su mejor herramienta. Existe también un protocolo de actuación para que los niños no se sientan solos pero requiere especial atención de padres y docentes

Durante el pasado curso escolar 2022-23 se registraron en Canarias 353 alertas de abuso escolar, aunque sólo entre el 25% y el 30% de los casos se acaba confirmando. En Lanzarote sólo fueron catorce casos, con idéntica incidencia en Primaria y Secundaria, pero ninguna certificación. El curso anterior, también catorce, sí se certificaron tres casos.
Se define como: “Intimidación y maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo con la intención de humillar y someter abusivamente a una persona indefensa por parte de otra acosadora o de un grupo. Se manifiesta por medio de agresiones físicas y sociales con un resultado de intimidación y rechazo social del grupo”. No se considera abuso, quedando en conflicto de convivencia, si no existe un desequilibrio de poder en perjuicio de la víctima; si no hay una intención manifiesta de maltrato o abuso; o si se trata de una acción puntual, aislada.
Para combatir esta realidad social tan dolorosa, la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias puso en marcha en octubre de 2006 el Programa de Prevención en Acoso Escolar. Esta iniciativa se canaliza a través del Área de Convivencia Escolar y tiene dos herramientas: un protocolo de actuación (desde 2015) y el SPACAE (Servicio de Prevención y Ayuda Contra el Acoso Escolar) al que, junto al centro educativo, también pueden recurrir los afectados y/o familiares: 800 007 368 / acosoescolar@podemosayudarte.org.
El protocolo se activa ante un aviso. Se actúa siempre con total confidencialidad y discreción y se habla tanto con el afectado, como con el agresor y con el entorno pasivo.
El acoso escolar ocasiona un daño enorme a los afectados, que se incrementa con el uso del teléfono móvil, el Whats Up y las redes sociales. Por eso, es crucial la detección precoz y mucho mejor si se logra en Primaria. Coinciden en esto docentes y psicólogos.
“Aunque a los maestros y profesores nos dan pautas como la vigilancia en tiempo de recreo para detectar el acoso en el ámbito escolar, resulta muy difícil. Son muchos niños y estas conductas siempre buscan la ocultación. A menudo no dan la cara hasta que no hay una denuncia y ya suele ser muy tarde”, apunta el ex docente de Primaria Jesús M. de León, que atribuye a los agresores “en muchos casos, perfil de macho o hembra alfa, así como conductas de manada”.
Así, la detección en el ámbito familiar resulta fundamental. El psicólogo Andrés García subraya “la necesidad de una comunicación familiar fluida, en la que se inspire confianza a los niños. Los padres no tienen que ser expertos. Tienen que ser padres y hablar con sus hijos, conocer a sus amigos y su relación con ellos, porque en esos entornos es donde van a surgir síntomas de un abuso como aislamiento, silencio, bajón en el rendimiento académico, malestar físico o simulación para no ir a clase, entre otros”.
Aunque los síntomas de sufrir acoso escolar son comunes a niños y niñas, hay agresiones que afectan y se manifiestan de manera diferente en las chicas. Las señala la psicóloga Beatriz Salas: “Muestran un alto nivel de ansiedad con presión en el pecho o falta de aire. Disminuye su competencia social. Sienten más el rechazo y/o aislamiento. Son más vulnerables a las agresiones verbales y al ‘cyberbullying’ y tienden más a experimentar alteraciones del comportamiento alimentario”.
“Otros síntomas de abuso escolar en chicas -añade Salas- son el aislamiento en el hogar y el rechazo de contacto físico. Ni abrazos, ni caricias, ni muestras verbales de cariño”.

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