Las aves no son mascotas fáciles pero las hay domesticables como los loros, agapornis y cacatúas. Algunas hasta aprenden a hablar
Las aves exóticas pequeñas o de tamaño medio como las agapornis y cacatúas son muy sociables e interactivas y se adaptan muy bien a la convivencia con humanos, pero la más recurrente es el loro. Miden entre treinta y cuarenta centímetros y son muy inteligentes a la vez que hábiles trepadores. La especie más conocida es el guacamayo.
Las principales características de los loros son su habilidad para imitar voces, aprender y repetir palabras; que son omnívoros y que no requieren de muchos cuidados especiales. Sí, por el contrario los guacamayos que, además, son granívoros. En cuanto a su tamaño, son más grandes los machos, tienen colores más vivos y también más facilidad para aprender y reproducir sonidos.
Muchos acaban eligiendo un loro como animal de compañía porque les hace gracia escucharlo hablar. Pero enseñarles no es fácil. Tienes que ganarte su confianza y tener mucha paciencia. Las mejores horas ‘de clase’ son por las mañanas o al anochecer. Empieza con palabras sencillas y fáciles de relacionar con una acción, como “qué rico” cuando le des una golosina, que te diga “te quiero” cuando le acaricies el cuello o “buenos días” cuando te vea por la mañana. Repítesela durante unos cinco a diez junto con cada acción… Y así a diario, hasta que lo repita.
Los loros tienen su carácter y algunas veces, especialmente si están asustados, pueden ser muy agresivos. Además, pueden desarrollar preferencias hacía algún tipo de personas y mostrar cariño hacia un solo miembro de la familia.
Necesitan una jaula espaciosa, mejor rectangular. Pueden aprender a vivir sueltos por la casa, pero tendrás que ganarte su confianza. Igualmente importante es su ubicación, en un lugar luminoso, sin corrientes, ni ruidos. Y debe estar a la altura de los ojos de los humanos. Si está demasiado alta, mirará hacia abajo y se creerá el jefe. No tolerará que lo molesten o lo castiguen. Si está por debajo de los ojos, se sentirá dominado y podría deprimirse. Si se pone agresivo, bájale un rato la jaula. Pero cuidado si tienes gatos o perros porque son muy asustadizos. Y, muy importante, límpiala al menos dos veces en semana y a fondo tres veces al mes.