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Torrijas 3.0

Muy tradicional de Semana Santa, la torrija presenta muchas variantes y una versatilidad que invita a la imaginación. En realidad, es un dulce de aprovechamiento del pan duro. La versión más extendida se hace empapando rebanadas en leche previamente hervida con azúcar, canela en rama y piel de limón. Luego se pasan por huevo batido, se fríen en aceite de oliva muy caliente y, sin dejar que se enfríen, se espolvorean con azúcar y canela.

A partir de ahí, hay apuestas de lo más sugerentes. Con escabeche de frambuesa, con dulce de leche, melocotón en almíbar, yogur griego o con crema de turrón de Jijona… Y está la torrija rellena, con propuestas sofisticadas como té negro inglés con piña natural macerada en ron, arroz con leche casero, o compota de manzana y chocolate.

O la torrija disfrazada de ‘pintxo’ o de ‘tosta’. Apariencia salada pero dulce, con ensaladilla rusa, tortilla de papas o foie con reducción de Pedro Ximénez. Y la torrija trampantojo total, como la de huevo frito. En realidad, un fondant de chocolate blanco simula la clara y una crema de limón y leche de torrijas ‘actúa’ como yema. Y la ‘sincera’ dulce salado, ‘pan tumaca’. Con tomate natural, jamón ibérico, aceite de oliva virgen y un toquecito de vinagre de Jerez.

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