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Saint Tropez, de alfombra roja

Saint-Tropez, en la Costa Azul francesa, es desde los años sesenta uno de los destinos de playa más exclusivos del Mediterráneo y un imán para la elite del cine, la moda y el deporte

En los años sesenta el cine descubrió Saint-Tropez, que era un bonito pueblo de pescadores, y ya no lo soltó. Vive una actividad frenética durante los meses de verano y en las aguas turquesas de sus puertos pueden verse atracados hileras de yates espectaculares. Paseando por sus calles, en sus cafés y playas, puedes cruzarte o tomar una bebida espumosa bien fresquita junto a miembros de la realeza europea, top models, deportistas de élite, con actores y actrices de Hollywood o leyendas de la gran pantalla.

Se sienten cómodos, se mueven a su aire entre la población y comparten los muchos rincones bonitos de este lugar. Le Vieux Port (el puerto viejo), la ciudadela, o los callejones estrechos de La Ponche, que es el casco antiguo de Saint-Tropez. En sus suelos adoquinados y sus edificios en tonos pastel reflejan la belleza y la magia del sur de Francia.

Hay lugares de interés como los museos de Historia Marítima o el de la Policía y el Cine, ubicado en una antigua comisaría y donde se muestran las raíces cinematográficas de la ciudad, o el de las mariposas con casi 35 000 ejemplares. O sus torres, legado de un pasado en el que tuvieron que protegerse de piratas y corsarios. Les Tours, son tres de las cuatro torres de los siglos XV y XVI que todavía quedan. Dos de ellas, Tour du Portalet y Tour la Vieille, en uno de sus muelles, formaban parte de la línea defensiva de la costa.

Más vivos e interactivos son sus cafés y restaurantes de arroces, marisco y pescado fresco, sus mercados y sus playas. De éstas, la más glamurosa y preferida por la jet set es la de Pampelonne, enclavada en una bahía preciosa y famosa por sus exclusivos clubes repletos de famosos de primera plana. Sin embargo, seguro que podrás encontrar un hueco donde colocar tu toalla en sus cuatro kilómetros de arena blanca. Hay más playas, igualmente bonitas y más tranquilas, como Bouillabaisse y Las Salinas.

Para comprar productos locales en Saint-Tropez, no te pierdas el mercado de la Place des Lices. Afamados gourmets suelen decir que la Provenza es el mejor lugar de Francia e incluso de Europa para comprar queso, vino, carne, pan, pasteles y otras exquisiteces. El de Place des Lices tiene la ‘crème de la crème’.

Como resulta fácil imaginar, Saint-Tropez es un destino caro. Pero si te regalas una escapadita, cómo no te vas a marcar un ‘pretty woman’ por sus boutiques exclusivas, que se caracterizan por el lujo y la innovación. O te vas a privar de tomarte un café en el famoso Café Senequier, abierto hasta la madrugada, o de un coctel ‘chill out’ en la terraza del Bar du Port. O de bailar en algunos de sus elegantísimos locales de ocio nocturno.

En 1956 Dios creó a Brigitte Bardot (‘Y Dios creó a la mujer’) y la actriz y sex symbol francesa le puso el apellido ‘Glamour’ a Saint-Tropez. Desde entonces, puedes ver allí a ‘celebrities’ del cine, la tele y las revistas.

Son habituales de este rinconcito ‘top models’ como Naomi Campbell y Kate Moss; actores y actrices: Leonardo DiCaprio, Sylvester Stallone, Tobey Maguire (Spiderman), Adrien Brody, Vanessa Paradis, Joan Collins o Jared Leto; cantantes como Elton John, Bono (U2), Beyoncé y Jay-Z; tótems de la alta costura como Giorgio Armani; pilotos de fórmula uno como Lewis Hamilton, Jenson Button, o David Coulthard; el peculiar luchador Conor McGregor ‘The Notorious’; y leyendas como Magic Johnson.

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