Impresionante de por sí por sus grandes urbes, sus templos y su legado samurái, la primavera convierte a Japón en un lugar aún más espectacular
Increíble en cualquier época del año, pocos lugares superan la belleza de Japón en primavera. Urbes gigantescas, templos, campos, jardines y parques inundados por las flores de centenares de miles de cerezos. Súmale las temperaturas agradables y los festivales para que toda la cultura de este país milenario y misterioso se vuelvan aún más ineludibles.
Uno de los grandes eventos del año es la Semana Dorada, que suele celebrarse entre finales de abril y principios de mayo. Pueden verse desfiles, puestos callejeros de comida, espectaculares combates de sumo (Osaka), experiencias onsen (aguas termales relajantes) y muchas otras muestras de su cultura por todo el país. En una de estas tradiciones, Hanami, la gente sale a la calle simplemente a contemplar en un disfrute consciente la belleza de los cerezos en flor.
Los cerezos (sakura) y sus flores tienen una fuerte y ancestral carga simbólica. En su tradición, representan el nacimiento, la muerte y el renacimiento. Por eso la temporada de floración de los cerezos es un acontecimiento importante en el país del sol naciente.
Entre los lugares más populares para experimentar y compartir el Hanami están el Parque Ueno (Tokyo), el Paseo del Filósofo o Camino de la Filosofía (Kyoto) y el Japan Mint (Osaka). Y si buscas una experiencia grandiosa no te pierdas el monte Yoshino (Nara), con más de 30.000 cerezos en las colinas de la montaña, o la pintoresca ciudad samurái de Kakunodate (Akita).
La temporada de festivales en Japón comienza en primavera y acaba en septiembre. Los hay para todos los gustos y son una excelente manera de acercarte, conocer, sentir y experimentar su cultura, costumbres y tradiciones.
El Kanamara Matsuri (Festival del Pene) se celebra en Kawasaki el primer domingo de abril. Un festival tan inusual como sorprendente con raíces en la antigua tradición sintoísta que celebra la fertilidad y la felicidad conyugal. A mediados de abril es el Festival de Primavera de Takayama. Uno de los más bellos de Japón, con elaboradas carrozas, actuaciones de marionetas y procesiones. De finales de abril a principios de mayo, el Kanda Matsuri es uno de los tres principales festivales sintoístas de la gigantesca capital nipona, con desfiles, música y danza.
El 5 de mayo es el Kodomo no Hi (Día del Niño). Una celebración tanto para niños como para niñas, con aperitivos y decoraciones tradicionales. Las familias cuelgan Koinobori fuera de sus casas. Son serpentinas en forma de carpa que no debes tocar, ya que simbolizan la fuerza, la buena suerte y el éxito para desear a sus hijos un futuro de felicidad.
El 15 de mayo se celebran en todo Japón varios festivales de primavera en los que festejan la llegada del verano. Destacan el Aoi Matsuri y el Festival del Santuario Kamigamo, ambos en Kyoto; y el Desfile Suwa Taisha Chigo en Nagano.
El Sanja Matsuri (Tokio), el tercer domingo de mayo, transforma el icónico barrio de Asakusa, con sus templos y su vida rebosante, en un animado espectáculo en el que tres mikoshi (santuarios portables) desfilan por las calles, acompañados de música tradicional y vítores de la multitud.
Y a finales de este mes, el Aoi Matsuri (Kyoto), en el que los participantes, vestidos con trajes de la Era Heian, desfilan desde el Palacio Imperial hasta los Santuarios Kamo y culmina con una multitudinaria procesión.