Cultivar requiere templanza y capacidad de espera. Si no eres de esos, hay vegetales que pueden darte cosecha en apenas treinta días
En un huerto o en macetas, hay hortalizas y verduras exprés. Tan rápidas que podrás recoger la primera cosecha en sólo un mes. Y otras cuyos frutos podrás disfrutar en apenas dos. Resulta muy motivador y, en ese proceso, mientras cuidas las plantas y los ves crecer, cultivarás tu paciencia.
Vas a necesitar tierra buena con materia orgánica, compost, humus o similar, para que crezcan bien. También precisan al menos seis horas al día de luz directa. Agua, e ir vigilando que no aparezcan plagas. Si quieres que sea un cultivo ecológico, es más fácil combatirlas si las detectas en sus primeras fases.
No hace falta mucho espacio para tener un huerto. Puedes plantar estas verduras igualmente en macetas y tenerlas en tu terraza o bien cultivar ejemplares trepadores como los guisantes, que crecen contra la pared, cubriendo rejas y soportes.
El fórmula uno de las hortalizas es el berro. En diez días ya puedes empezar a recoger brotes. Buenísimos para ensaladas, caldos y potajes. A su rebufo, el rábano. Podrás cosechar en veinticinco a treinta días. Plantado a principios de primavera y de nuevo a finales de verano puede dar sin problemas dos abundantes cosechas. El suelo, nunca por debajo de 8ºC. Y también las lechugas, en menos de treinta días. Aunque depende de la variedad. Otro de los súper rápidos es el cebollino. En apenas treinta días. Y el brócoli, que podrás recoger a los cuarenta o cincuenta y cinco días si los plantas en primavera.
Hay un segundo grupo, que necesitará entre cuarenta y sesenta días para darte alegrías. Por ejemplo, la calabaza. Dependiendo de la variedad, tardarán cuarenta días y otras hasta cincuenta en empezar a producir. La zanahoria pequeña, variedad ‘baby chicken’, crece en sólo cincuenta días. Son deliciosas y muy nutritivas. Pepinos y acelgas, en suelo arenoso, rico en materia orgánica y con calor, tardan entre cincuenta y cincuenta y cinco días.
En un tercer grupo, aquellas que se pueden cosechar de cincuenta a sesenta días después de su siembra. Como las espinacas, con un suelo a más de 7º C, pueden dar dos cosechas si plantas en primavera y a finales de verano. O como las arvejas, las remolachas, el tirabeque o los frijoles.