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Café portugués

Intenso, aromático y exótico, el café portugués no es aún tan renombrado como el que se sirve y disfruta en Italia, pero va en camino. El ‘expresso’ portugués se somete a un proceso de torrefacción más lento que el italiano, su tiempo de extracción es mayor, se sirve un poco más largo que el italiano… Y se disfruta acompañado de los típicos pastelitos de nata de Belém.

La mezcla de cafés es especial puesto que, desde la época de las colonias, Lisboa recibe el grano desde Brasil, Angola y San Tomé y Príncipe, donde se cultiva y se extrae. Además de éstas, en cafeterías de postín como puede ser en Lisboa Café A Brasileira, disponen de cafés de muchas otras procedencias, como Indonesia, Panamá, India o Ruanda.

Otro factor que convierte al café portugués en una ‘delicatessen’ es su diversidad al servirlo. El ‘expresso’ portugués es denso, de acidez suave, consistente, y tiene una capa de crema de color avellana. Su versión más extendida es la ‘bica’ (o expresso normal), que se toma igual en las tascas y los restaurantes más sofisticados. Le siguen modalidades con leche como el ‘galão’, ‘meia-de-Leite’, café ‘cheio’ o ‘pingado’, así como el ‘café com cheirinho’ (con aguardiente), ‘duplo’, ‘abatanado’, o el simple descafeinado.

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