El jardín vertical es, por su frescura, sus colores y su diversidad, una de las mejores formas de dar vida a un diseño de interior
Una clave del interiorismo es saber jugar con los diferentes espacios y los jardines verticales se han consolidado como tendencia estos últimos años. Aportan vida y dan un toque distintivo al hogar, pero también a un establecimiento, un despacho, o una sala de juntas.
Además de un recurso en la nueva arquitectura sostenible, un jardín vertical aporta belleza, oxígeno, actúa como aislante térmico y acústico, y trasmite la paz propia de los entornos naturales. Por supuesto, los hay de varios tipos y el tamaño sí importa.
El sistema más sencillo de jardín vertical es el modular. Idóneo para jardines pequeños (de hasta 15 m2). Son sencillos de instalar, de mantener y, en definitiva, más asequibles. Los más comunes en el mercado son los de tela geotextil. Consiste en una capa de tela provista de bolsillos (con sustrato) donde irán las plantas. Sólo será necesario un riego por goteo tradicional y fertilizar como si fueran macetas. Se pueden recortar y cubrir distintas superficies, por lo que es fácil adaptarlo al tamaño que se necesita.
Más dinámico es el sistema Puzzle (modular), con soportes curvos para pequeñas macetas, que puedes cambiar según gusto o necesidad. Como generan humedad, es conveniente anclarlo a una placa aislante (PVC espumado de 1 cm de grosor, corcho, o una lona fina).
La opción más versátil es el jardín vertical móvil. Consta de una estructura firme (habitualmente de polipropileno) en el que se encajan varias jardineras o módulos en ‘rack’ (con sustrato) y que tiene ruedas. Podemos desplazarlo y también utilizarlo como separador de espacios.
El hidropónico es el más completo. Ideal para superficies de gran tamaño, precisa diseño e instalación profesionales pero su resultado es el más auténtico. Las plantas tejen una red de raíces sobre la estructura que les permite convivir (previa selección de especies) gracias a la alelopatía positiva. Crean un verdadero ecosistema vegetal vertical.
Al contrario que los sistemas modulares, con sustrato y métodos de riego tradicionales, el jardín vertical hidropónico alimenta a las plantas mediante la fertirrigación. Necesita un sistema de riego altamente preciso y eficiente.