La teoría de cinco elementos es uno de los conceptos principales en el arte ancestral del feng shui. Madera, fuego, tierra, metal y agua tienen asociados colores propios que representan una energía distinta.
Igualmente, cada estancia de tu hogar está asociada a una gama cromática. Los baños son elemento Agua: azules y turquesas. Las cocinas, Tierra: marrones, rojos y amarillos. Los dormitorios, Yin: evita tonos fríos y metálicos y potencia el rosa pálido y el melocotón que aportan dulzura.
Antes de asignar colores específicos en tu hogar como curas de feng shui, asegúrate de estudiar el comportamiento cromático de la luz en las distintas habitaciones durante todo el día y también con iluminación artificial.
- Fuego: rojos, rosas, calabazas. Proporciona alegría, fiesta, diversión.
- Tierra: amarillos, terrosos, ocres, marrones. Estabilidad, tradición.
- Metal: blanco, plateado, dorado. Genera seriedad, rigidez, tristeza.
- Agua: negro, azul, turquesa. Espiritualidad, profundidad.
- Madera: verdes. Creatividad, fertilidad, originalidad.
En Feng Shui, el color puede utilizarse de forma sutil o con intensidad. Para una persona hiperactiva y nerviosa evita color Yang (rojo) en lugares de larga permanencia. Aplica tonalidades más Yin, como azul claro, verde suave, terrosos, blancos… Para una persona melancólica evita los grises, negros, azul oscuro, verde apagado, y opta por tonos luminosos y alegres como los primaverales amarillo, salmón, rosas…
