Lanzarote cuenta con 215 cuevas inventariadas, muchas de ellas fotografiadas, que muestran un subsuelo impresionante de roca fundida donde reina el silencio y la oscuridad está habitada por vida microscópica
Bajo la superficie impresionante y en gran parte protegida de la isla de Lanzarote hay un paisaje sobrecogedor, con grandes bóvedas de roca de hasta treinta metros de altura y galerías, tubos volcánicos cubiertos de lava fundida, colores y silencio.
Un mundo subterráneo que sólo algunos afortunados tienen capacidad y cualificación para conocer. Según muestra la Federación Canaria de Espeleología en la isla de los volcanes hay cuatro clubes que practican esta actividad. Hemos hablado con dos de ellos: Vulcan Vertical y CDE Hefesto.
Laurens Smets forma parte de Vulcan Vertical, de Speleo Nederland y la Unión Internacional de Espeleología, entre otros colectivos. Ha desarrollado un trabajo de exploración e inventariado de las cuevas de Lanzarote, con ayuda de otros colectivos y clubes. “El libro, ‘Volcanic caves of Lanzarote’ (sólo en inglés) no es público. Sólo está a disposición de científicos y gente interesada en investigación, protección y conservación”.
Señala Smets que “hay 215 cuevas inventariadas. La más larga, la ‘Cueva sin Nombre’, tiene 11,7 Km y está bajo el Parque Nacional de Timanfaya. La segunda es el Tubo de la Corona, con casi 10 Km. Y la más profunda, tipo geyser, es la sima de Tinguatón, con 101 metros”.
“Es especialmente interesante –subraya- la geología y la existencia de vida en forma de microorganismos. Esto es lo que está investigando en Lanzarote la ESA (Agencia Espacial Europea) por su posible similitud con Marte o la Luna. Me han preguntado sobre la localización de algunas de estas cuevas”.
José Manuel Rodríguez, de CDE Hefesto, afirma que “en Lanzarote la práctica totalidad de las cuevas son tubos volcánicos. Los más grandes están bajo el entorno de la Corona. Los más angostos, en el Sur”. Puntualiza Rodríguez que “cueva es aquella cavidad que tenga un recorrido interior de unos 150 metros”.
Apunta asimismo que “abajo es otro mundo. Pierdes la referencia del tiempo y ves formas y colores que no están afectados por la erosión y que no hay afuera”. Y subraya sobre los peligros de esta actividad y la precaución, conocimiento y destrezas necesarias. Igualmente, alerta “sobre la cada vez más frecuente presencia de curiosos y otros ‘domingueros subterráneos’ con indumentaria inadecuada y la luz del teléfono móvil, buscando la fotito para las redes sociales”. El club Hefesto exige a sus miembros que estén federados.