En la decoración, al margen de implantar un estilo, prima jugar bien tus cartas con los elementos que ya tienes y ahí es donde entra la ‘teoría del
rojo inesperado’
Viene del mundo de la moda y traslada al hogar la reacción de usar un labial rojo. En la decoración, la llamada ‘unexpected red theory’ significa sustituir el labial por pinceladas rojas. Aquí resulta vital el ‘menos es más’: sólo pequeños detalles para darle un toque moderno y atraer la atención a un espacio que, a priori, no resultaba interesante.
Estamos ante el poder de lo imprevisible, de salir de la zona de ‘confort deco’. Puede bastar simplemente cambiando los tiradores de los armarios, el marco de un espejo o un puf y, por supuesto, funciona en cualquier estancia o estilo, interior o exterior.
El recurso ‘arty’ ofrece resultados excelentes. Incorpora obras de arte que tengan un detalle en este color, ya sea la propia pieza o bien su soporte. Una escultura, un cuadro, o el marco y la peana. La clave está en aplicar el sentido común y mantenerse en equilibrio entre el atrevimiento y el buen gusto.
Igualmente importante es que coordine bien con el resto del espacio. Aquí entra en juego un factor primordial: el tono predominante en el conjunto. Es más fácil y más efectiva en entornos neutros y claros como blanco, crema, gris, arena…
También lo es la luz. Como en la ópera, el haz de luz destaca a la ‘prima donna’ en el escenario. Utiliza la iluminación a tu favor para que su incidencia resalte aún más el protagonismo que quieres otorgarle a esa pieza roja. Y juega con una luz general para que acompañe y aporte calidez.
Por supuesto, no es lo mismo dar una pincelada roja en un salón que en un dormitorio. La alcoba, un espacio más íntimo y recogido, requiere cierta contención. Procura trabajar sobre una base neutra y no utilizar más colores para ubicarte entre el atrevimiento y la serenidad. Un efecto potente pero sin perder elegancia por el camino.
El rojo puede, además, ayudarte a realzar o compensar en la percepción de los volúmenes y las proporciones de tus espacios. Por ejemplo, un cuadro rojo al fondo de un pasillo aporta sensación de profundidad y hace que las paredes se abran a los lados. Y también puedes aplicarlo a elementos estructurales como una puerta, una columna o un tramo secundario de pared.