El Betta Splendens, conocido popularmente como pez luchador de Siam, es un icono del acuarismo por su belleza y la complejidad de su comportamiento
Entre las artes marciales y la caligrafía, la elegancia de movimientos del Betta Splendens elevan su presencia a obra de arte. Sus aletas fluyen como un pañuelo de seda e igualmente asombrosa es su paleta de colores, más llamativas ambas características en los machos. Son, además, muy inteligentes. Aprenden a reconocer a sus cuidadores, reaccionan a su entorno y en su ritual de apareamiento ‘construyen’ nidos de burbujas.
Es un pez de agua dulce, originario de los pantanos, arrozales del sudeste asiático. Habita en zonas palustres con cambios de niveles de agua, particularmente de Tailandia (antiguo Siam y de ahí el sobrenombre) y Camboya. Tienen la peculiaridad de ser anabántidos: son peces que pueden tomar el oxígeno del aire. No obstante, su acuario deberá tener un agua bien oxigenada.
En el pasado y aún persiste puntualmente, la agresividad de los machos era explotada en combates ritualizados. Hoy, prima su belleza que lo ha convertido en un icono del acuarismo pero no es adecuado para principiantes. Un grupo de hembras Splendens pueden convivir pacíficamente en grupos bajo ciertas condiciones. Mantener dos machos es conflicto seguro y, como en los duelos de los westerns, sólo hay espacio para uno. Fieros como los gallos, la soledad suele ser su mejor compañía.
Debido a los numerosos cruces genéticos, hay más de setenta especies de Betta Splendens: androide o lagunero, cola de velo (de los más comunes), de doble cola de velo, dragón (se distingue por sus escamas grandes), corona (de las más pequeñas, unos siete centímetros hasta veinte de sus aletas), de media luna (por la forma que adquiere su cola), nemo (predomina el color amarillo), plakat o pitbull (más agresivos, incluso las hembras, y difíciles de encontrar).
Tanto esplendor visual tiene su precio y el Betta Splendens se lo cobra en exigencia. No basta un simple recipiente con agua. Requiere un acuario con agua limpia, ph neutro (6,5 ó 7), blanda a medianamente dura, a la temperatura correcta (entre 25 y 27o C) porque son peces tropicales y con espacio adecuado.
Es omnívoro pero le gusta alimentarse como si fuera carnívoro, consumiendo organismos como larvas, mosquitos y algunos insectos, así como sus huevos. La necesidad es directamente proporcional al tamaño y, en cautiverio, requieren cinco pellets o pequeñas porciones cada quince horas.