La carrera tecnológica, incluida la irrupción de la IA, pone la conducción autónoma al alcance de la mano con la legislación como único freno
Se considera coche autónomo a un vehículo capaz de realizar todas las funciones de conducción entre un origen y un destino sin necesidad de intervención humana. Actualmente no hay ninguno en el mercado, aunque sí recursos tecnológicos como los ADAS (asistentes a la conducción) que permiten la intervención del coche en situaciones de peligro.
Se establecen seis niveles, desde cero (conducción manual) a cinco (totalmente automatizada). El uno, asistida, ya contempla la intervención de ADAS. En el dos, parcialmente automatizada, el coche puede controlar el movimiento lateral y longitudinal pero no responder ante obstáculos imprevistos. El tres, automatización condicionada, ya permite al conductor activarla y desentenderse del volante pero ha de estar atento a avisos. El cuatro, conducción altamente automatizada, sólo precisa la intervención humana fuera de su ámbito de funcionamiento y es ‘desconectable’. El cinco, conducción totalmente automatizada, el vehículo no necesita volante ni pedales. Los humanos sólo somos pasajeros.
Actualmente estamos entre los niveles dos y tres, pero la irrupción de la IA acelera la realidad de una autonomía nivel cinco a corto-medio plazo. La entrada de la IA china DeepSeek sumaría la capacidad de una gran expansión horizontal, abaratando costes.
El sector de la automoción europea ya incluye la IA en algunos vehículos para mejorar los sistemas de seguridad y optimizar la eficiencia de consumo. Por ejemplo, la Conducción Híbrida Predictiva de la gama Renault E-Tech full hybrid o el asistente virtual Reno del Renault 5 E-Techo eléctrico.
Pero… La legislación lastra. La española no permite conducir sin soltar el volante (excepto algunas autopistas del territorio con el Ford Mustang Mach-E, único eléctrico homologado para ello). En Estados Unidos, California y algún otro estado permite el uso de conducción semi-autónoma. En Europa, Suiza permite desde marzo la conducción autónoma nivel 3, en condiciones muy concretas.