Un color, el marrón. Temporada marcada por la gama cromática del marrón. Destaca un tono más oscuro, cercano al marrón chocolate. En todo. Vestidos terminados en gasa, botas, y hasta guantes de cuero. Es un color distinguido y maleable, con mucho reinado por delante.
Plan B, el mostaza. El amarillo mantequilla de la pasada temporada se oscurece y se convierte en mostaza. Hasta el denim adoptará este tono, más elegante y funcional.
Una textura, el pelo. El abrigo peludo es el ‘must’ aunque también lo tendrás en gorros rusos tipo ushanka (Dsquared2) o ribetes de pelo y multicolor (Marni). El accesorio ‘must’ es la estola de pelo, sintético casi todos.
Animal print, serpiente. De lo más dosmilero a lo más boho, se imprime en minivestidos con guantes a juego, en vestidos con volantes y manga larga (Zimmermann) o en botas, complemento perfecto en el que invertir.
Accesorio, los charms. Como los Sony Angels o los Labubu, la tendencia se vuelve omnipresente esta temporada con la misma mirada naif y como uno de los accesorios estrella. Ganan los peluches, con ositos y otros diseños adorables rescatados de la infancia.
Gabardinas rompedoras. Las ‘trench’ se resignifican en formatos que incorporan algún elemento especial. Guiños sutiles que no comprometen su versatilidad pero destacan frente a las más básicas. Givenchy, Victoria Beckham, Junya Watanabe, Rokh, Duran Lantink, o Carolina Herrera apuestan por ellas.
Transparencias. Chanel confirma que el tul seguirá siendo muy tendencia este otoño, en su versión más romántica, en tonos como el rosa palo y acompañado de prendas de ‘tweed’. Dior, en cambio, le confiere un enfoque más onírico con tonos crudos combinados con diseños bohemios y un acabado ‘effortless’.
‘Jeans’ rectos o nada. Las firmas que dominan el estilo boho han acordado rescatar los ‘jeans’ rectos. De tiro medio o bajo, muy largos y con detalles como la abertura en el bajo. Combinable con prendas y accesorios hippies.
Básicos como tendencia. Camisetas, polos y pantalones rectos como piezas de culto. Se reinventa el ‘streetwear’ en clave más minimalista y funcional. Quedan atrás los estampados excesivos y se priorizan líneas limpias y detalles sutiles. La camisa clásica se actualiza. Versiones antiarrugas, elásticas y de planchado fácil. Polos de manga larga en tejidos eco-responsables e innovadores como alternativa al jersey.
Comodidad y libertad de movimiento. Pantalones ‘tapered’ y trajes en tejidos técnicos que aportan comodidad y libertad de movimiento. Ganan terreno las versiones lavables en casa y resistentes a manchas. Los abrigos, largos. Las chaquetas como sobre camisas, indispensables.